sábado, 8 de agosto de 2015

Cómo educar


  • Cómo educar con paciencia
  • Resolver pequeños conflictos con los hijos
  • Lo que puedes hacer contra los insultos
  • Mami, ¿me compras golosinas?


http://www.netmoms.es/revista/ninos/educacion/como-educar-con-paciencia/

Cómo educar con paciencia

A menudo, nos surgen dudas sobre cómo debemos educar a nuestros hijos. Nos planteamos si los castigos son eficaces para que aprender cómo comportarse.

El castigo basa en el principio de que si obtenemos una consecuencia negativa de algo que hemos hecho mal, no lo volveremos a repetir. Pero éste no es el único recurso, de hecho, debería ser el último a utilizar.

Cada persona, padre o hijo es diferente. No existe ningún prospecto que nos indique cómo educar. La finalidad de este artículo es definir una base en la cual poder construir las paredes de la educación de nuestros hijos, aunque éstas puedan tener distintos colores.

Priorizar normas y conductas

En primer lugar, debemos preguntarnos qué normas consideramos importantes en nuestra familia. A algunos les parecerá prioritario no levantarse entre comidas, mientras que otros darán mayor importancia al ir a dormir solos. El hecho de hacernos conscientes de estas normas nos ayuda, como padres, a respetarlas siempre, y evita que un día las exijamos y otro día no. Cuando tengamos clara esta jerarquía, podremos exigirla a nuestro hijo, y él lo comprenderá.

Las normas se rigen por la brevedad y la claridad. Es mejor tener pocas que se cumplan, que demasiadas inalcanzables.

No queremos que el esfuerzo de enseñar las buenas formas a nuestros hijos se convierta en un clima negativo, de prohibición y gritos. Por este motivo, debemos aprender cómo educar para dar órdenes y cumplirlas.
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Dar una orden

Para dar una orden, debemos acercarnos al niño, colocarnos a su altura y asegurarnos de que nos está escuchando, y pedirle lo que esperamos de él: Ven a comer. Debemos corregir situaciones como la de gritar desde el comedor: Juan, ordena tus juguetes, lávate las manos, avisa a tu hermano y venid a comer.  En este caso, estamos pidiendo más de una orden a la vez y sin mostrarles ninguna actitud por nuestra parte que favorezca lo que le hemos pedido.  Así, permaneceremos junto a él hasta que cumpla la orden. Antes de entrar en un conflicto, si no la cumple, le ayudaremos (p.e. le acompañaremos a la cocina). Al cabo del tiempo, lo hará solo. Cuando haya cumplido la orden, lo felicitaremos y le daremos la siguiente, si es necesario.
Nuestra actitud debe ser firme, ésta es la base sobre cómo educar. Tenemos que  mostrar que creemos en todo lo que decimos y que aquello no es broma. No es necesario gritar ni enfadarse para que los niños sepan que lo que decimos o pedimos va en serio. Evitad las amenazas y las oraciones negativas como si no comes no iremos al parque. Es mejor cambiarlo por después de comer iremos al parque.

Cómo educar siendo pacientes y firmes

Debemos ser COHERENTES, CONSECUENTES Y PACIENTES. Coherencia en el sentido de mostrar siempre la misma actitud delante de los mismos comportamientos. ¿De qué sirve si un día le avisamos de que no nos gusta que se ponga de pie en el sofá, y al día siguiente le dejamos saltar en él?
La consecuencia se alcanza cuando medimos nuestras palabras y respetamos lo que hemos pronunciado. Una niña no quiere recoger los juguetes porqué quiere ver los dibujos de la tele. Su padre le pide que recoja los juguetes y después podrá ver la tele. Insiste pero no hay manera. La niña termina viendo los dibujos y el padre recogiendo los juguetes. La interpretación de la niña es: “Si me niego a hacerlo, no pasará nada, al final podré ver la tele”.
La paciencia es la virtud de saber esperar, aunque al principio parezca que nuestros esfuerzos son inútiles. Los padres no sabemos cómo educar de manera innata, hemos de ser conscientes de que la educación es algo que se aprende y se recibe durante toda la vida.
Aún manteniendo una actitud firme, pedir claramente las cosas y ayudar a realizarlas, hay veces que no conseguimos que nuestros hijos obedezcan. En estas situaciones nos planteamos si debemos recurrir a alguna consecuencia más, como puede ser una amenaza, un grito o la pérdida de algo deseado.

Castigar como último recurso

Es normal que no sepamos cómo educar a nuestros hijos. Ante todo debemos tener en cuenta que el castigo es la obtención de una consecuencia negativa por alguna acción realizada. Se puede considerar castigo la pérdida de algo placentero (la atención, ir al parque, ir a una fiesta,…) o la recepción de algo negativo (palabras ofensivas, gritos, golpes,…). Es más recomendable utilizar un castigo en forma de pérdida que un grito o una bofetada, ya que estas últimas acciones pueden crear temor (no queremos educar por temor) y favorece el aprendizaje de la agresividad.
Cómo educar ignorando la conducta no deseada
Ignorar la conducta no deseada del niño es uno de los castigos por pérdida. Significa no mirarle, no acercarse a él ni hablarle mientras se comporte de aquella manera. En este caso estamos retirando nuestra atención hacia él, con el fin de transmitirle que aquello no nos gusta. Al principio, es posible que la conducta vaya a más, es decir, que el niño exagere para que volvamos hacerle caso. Pero, con paciencia, irá disminuyendo. Ignorar sólo se puede aplicar cuando lo que está haciendo no es peligroso. A medida que vaya disminuyendo su comportamiento, volveremos a prestarle atención y finalmente lo felicitaremos.
Cómo educar retirando la atención
Hay veces que resulta imposible ignorar por qué hay más gente en aquella situación que le presta atención, o por qué su manera de actuar es peligrosa (p.e. está pegando a su hermana). Cuando nos encontramos en alguna de estas situaciones, es recomendable separar al niño de la situación y llevarle en algún lugar que esté solo, ni haya distracciones agradables (p. e no podemos dejarlo en su habitación jugando).

Cómo educar retirando la atención

Si con la retirada de atención no es suficiente, podemos retirar alguna actividad u objeto de agrado del niño. La retirada tiene que ser lo más cercana posible en el tiempo y de una durada determinada, en la cual, el niño aun recuerde y sienta lo que ha hecho mal. Es mejor aplicarlo con algún acontecimiento del día que esperar al fin de semana, y con actividades cortas.
Estos tres tipos de consecuencias (retirar la atención, ignorar la conducta o retirar un objeto) siempre tienen que ser advertidas antes de aplicarse, y, sobretodo, debemos acompañarlas de la enseñanza del comportamiento correcto y su posterior felicitación.
Cómo educar felicitando por lo bueno
No debemos olvidar que siempre es mejor felicitar por lo que hemos hecho bien, que castigar por los errores.
Nuestro deber es ser modelos de lo que deseamos que hagan y sean.

Laia Sellarès
Licenciada en psicología por la Universidad Autónoma de Barcelona. Máster en Psicología clínica de la Infancia y la Adolescencia y psicóloga educativa de la Fundació Escola Mowgli.
» Atención online en el grupo Psicología Infantil de NetMoms.
Autor: Anna Marsal Riera

http://www.netmoms.es/revista/ninos/educacion/resolver-pequenos-conflictos-con-los-hijos/?icn=related-articles_inline

Resolver pequeños conflictos con los hijos

Los conflictos entre padres e hijos son habituales. ¿Pero cómo debemos reaccionar y gestionarlos? En este artículo te contamos cómo enfrentarte a las disputas entre padres e hijos.
Seguro que la mayoría de nosotr@s nos hemos replanteado, más de una vez, si hemos respondido bien ante pequeños conflictos con nuestros hijos. ¿Debí haberle dado lo que me pedía? ¿Tenía que dejarle llorar?
Como ya introdujimos en el artículo Comportamiento y conducta en los niños: educar con paciencia, no hay recetas mágicas para todos los niños, pero si directrices que nos pueden orientar.
El equipo de Netmoms quiere ayudar a todas las madres y todos los padres en esta difícil tarea y ofrecerles recursos para emplear día a día. Cada dos semanas, la psicóloga de Netmoms presentará un conflicto que pueda darse entre padres e hijos, y abriremos un debate en el fórum para discutir y opinar qué respuesta, por parte de los padres, sería la más adecuada.
Apúntate en el grupo Psicología Infantil y participa en estos debates semanales. Además de esta nueva propuesta, nuestra psicóloga infantil atiende todas vuestras dudas, online y de forma completamente gratuita.

Situaciones




Lo que puedes hacer contra los insultos

No es una sensación agradable que los niños te suelten una palabrota o usen insultos entre sí. En este artículo podemos te contamos qué puedes hacer si tu hijo utiliza malas palabras.
En realidad has educado a tu hijo para que sea cortés y respetuoso con los demás. Pero de repente las palabras salen a borbotones de la boca de tu hijo y te asustas. Sin embargo debes saber que donde hay niños, suelen haber insultos, es bastante normal.  En el patio de la escuela es bastante normal que niños mayores utilicen estas palabras suficientemente fuertes como para que los otros niños las oigan y las repitan sin saber qué significan. A los niños les gusta utilizar las palabras de los adultos, así además ponen tus límites a prueba.

¿Qué encuentran los niños en los insultos que sea tan genial?

La mayoría de los insultos en boca de los niños no tienen una intención personal. Son solo un medio que utilizan los niños para expresar su descontento en el que carece de palabras para argumentar. Los niños aprenden con el tiempo a discutir bien. Bajo el lema "cuanto más creativo,  más eficaz" las malas palabras también sirven como medio de diferenciación en el jardín de infancia y la escuela.

Tu hijo te lanza insultos, ¿qué haces?

"¡Eres tonto! ¡Estúpido!" Son algunas de las expresiones que los niños repiten y un día te sueltan a la cara. Tu pequeño e inocente niño te decepciona con estos insultos pero antes de poner el grito en el cielo debes actuar para poner unos límites. Recuerda que él no sabe lo que significa.
  • Pregúntale por qué te ha insultado.
  • Explícale por qué te sientes herida o enojada.
  • Díle lo que significa la palabra que te ha dicho.
  • Plantéale la acción al revés pero sin insultarle, ¿cómo te sentirías si alguien te dijera esto a ti?
Los niños necesitan aprender el efecto que tienen las palabras. No debes sentirte herido por el significado de los insultos en sí, sino que debes intentar entender y solucionar el motivo por el que tu hijo los usa.

¿Cómo puedes evitar las palabrotas? 6 valiosos consejos:

  1. Sé un buen modelo, no uses nunca palabrotas, si tu hijo está en la habitación.
  2. Manténte serena. No te dejes provocar por tu hijo. Si te insulta, ignora los insultos, no te alteres o estimulará que se acentuen las palabrotas.
  3. Muéstrale a tu niño otras opciones. Intenta enseñarle a tu hijo que con buenas palabras puede conseguir mucho más. Si quiere deshacerse de su ira, que lo intente con otras palabras, alternativas.
  4. Muéstrale los límites. En casa no se habla de esta manera.
  5. Sé consecuente: Asume lo que ha pasado, y si lo crees necesario, haz uso de un castigo, pero que tenga que ver con el comportamiento, no sólo por la palabra.
  6. Muestra humor: Buscad un momento, como un juego, en el que todos podáis gritar o berrear para desahogaros.
Recuerda que los niños necesitan aprender a manejar su enojo. Puedes enseñarle que las palabrotas y los insultos son palabras que hieren. Cuando el niño entienda esto y tu consigues no reaccionar demasiado exagerado, ya habrás logrado mucho.

Reclamar atención mediante insultos o malos hábitos

Puede darse el caso de que el niño trate de dar señales si no tiene o no encuentra las palabras para expresar lo que le preocupa o lo que siente y, lo que al principio puede ser una forma de expresión, puede convertirse en una mala costumbre.
Esto puede ocurrir tanto en los niños más pequeños como en los más mayores, ya que si no encuentran atención por parte de sus padres o diálogo, pueden acabar adquiriendo un mal hábito que capte su atención. Es fácil que el niño adopte una mala acción para superarlo; algo que probablemente, se convertirá con el tiempo en una mala costumbre.
En niños mayores, lo mismo puede pasar si ellos no encuentran diálogo en la familia, o no son entendidos por sus padres. Acaban adquiriendo un mal hábito para llamar la atención. Es probable que, en estos casos, el niño se desahogue en una mala acción que se convertirá, en muchos casos y con el tiempo, en un mal hábito.

Mami, ¿me compras golosinas?

Otro día más y la misma pregunta al pasar por delante de un quiosco o tienda de chucherías. Los niños siempre quieren golosinas, claro. Es normal, pero hay que saber administrarlas, no convertirlas en algo habitual en su dieta y establecer unos límites en su ingesta.
ay que tener en cuenta que las golosinas, también conocidas como “chuches”, o chucherías son productos hipercalóricos, que engañan al hambre con colores, formas y sabores de los más variados y apetitosos. Además de azúcares y grasas, en muchas de ellas predominan los aditivos, que contribuyen a que el colesterol se dispare. También debes ser muy consciente de que prácticamente todas las golosinas están elaboradas a base de sabores y aromas artificiales, cosa que no las hace precisamente saludables.
Por eso es fundamental hacer un uso razonable de las golosinas. Sin abusar, ya que su abuso puede conducir a:
  • Aparición de caries: el azúcar superficial de la mayoría de los productos dulces, tiende a alojarse en las muelas o dientes, por eso recomendamos cepillar los dientes después de comer golosinas, igual que si se tratara de una comida más, para dejar la boca libre de azúcares.
  • Falta de apetito: si la ingesta de golosinas es descontrolada, el estómago se llena rápidamente y se encuentra “momentáneamente saciado” debido a la gran cantidad de calorías que aportan. Otras veces, un empacho da lugar a inapetencia y cambia el ritmo de comidas diarias.
  • Obesidad: las golosinas a menudo van unidas al grupo de chocolatinas, patatas fritas, batidos y demás productos hipercalóricos cargados de grasa. Un abuso o exceso de estos puede crear una temprana adicción en niños. Un desequilibrio continuado en la dieta puede hacer que la glucosa en sangre aumente y se convierta en tejido adiposo, derivando en obesidad infantil.

Medidas eficaces con las golosinas

Para evitar cualquiera de estos casos es conveniente educar al niño respecto a las golosinas. Que sepa que no son algo prohibido, pero tampoco algo que se puede incluir en la dieta habitual. Ofrecerle golosinas como premio a una buena conducta es eficaz para reforzar buenos hábitos. Igualmente, conviene relacionarlas a determinados acontecimientos especiales como cumpleaños o días de fiesta y no ofrecérselas cualquier día de la semana sin motivo alguno.
Se recomienda también pactar un número máximo de golosinas por semana para poner límites y evitar un posible atracón o empacho.





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